Todos los días nos inclinamos a rezarle a un cerdo, llamese este iglesia, estado, dinero o poder.
Todos los días nos acostamos pensando en ese cerdo, sucio, y hambriento de basura.
Todos los días miramos a ese cerdo y nuestros mismos ojos nos engañan.
Todos los días le rogamos a un cerdo creyendo que es mejor que nosotros.
Si encontrás tu cerdo, hacete un favor, y cometelo para Navidad.
Felices fiestas.